lunes, 6 de mayo de 2013

Repostería salada: Empanadillas



El pasado jueves comenzamos el curso de repostería en la Universidad Politécnica de Valencia, y, si bien todo el temario inicial está enfocado a la repostería clásica, la dulce, alternamos las elaboraciones oficiales del curso, con otras saladas para permitirnos tomar un bocado en el descanso de la clase.

Y lo más sorprendente de todo, es que, con lo fácil que es esta receta, y lo deliciosas que salen las empanadillas, no puedo entender cómo hay tantas pastelerías que nos venden esa masa con relleno sin sabor, sin textura y bastante caras, por cierto. NO HAY EXCUSA.

Como dice el anuncio: EL SECRETO ESTÁ EN LA MASA.

Con una buena masa ya tienes ganado el 75% del éxito de una empanadilla y para el relleno, puedes elegir la combinación que prefieras: el clásico relleno de frito, con tomate, pimientos, huevo duro y bonito, el de berenjena asada con cebolla frita, el de picada de pollo y cebolla a las finas hierbas, el de carne picada con tomate y pimiento, o, como en mi caso, el de morcilla con cebolla frita y hierbas provenzales.

INGREDIENTES: (para unas 20 empanadillas)

PARA LA MASA PARA EL RELLENO
550 gr de harina de fuerza 5 morcillas oreadas
200 ml de ceveza o vino blanco 4 cebollas
200 ml de aceite de girasol
10 gr de sal


El secreto está en la masa

ELABORACIÓN:

- En un bol introducimos todos los ingredientes de la envoltura de la empanada y procedemos a amasarlos hasta conseguir que la masa tenga un aspecto uniforme. En ese momento, formamos una bola con la masa y la dejamos reposar y enfriar en el frigorífico.

Según el gusto del cocinero y los comensales, también se puede añadir a la masa pimentón dulce o picante, que le dará el color rojizo característico de muchas empanadillas.


- Para el relleno, pelaremos y trocearemos en pequeños trozos (brunoise) las cebollas, poniéndolas a pochar en una sartén grande con un poco de aceite y sal, cubriéndolas con la tapa de la misma y removiendo de vez en cuando, para asegurarnos de que no se quemen. Cuando la cebolla alcance ese típico punto de transparencia, podremos retirarlas del fuego y reservar.


- En la misma sartén pondremos las morcillas sin piel a rehogar, asegurándonos que no se quemen y que el calor del fuego llegue por igual a toda la morcilla. Una vez la morcilla esté bien caliente y suelta, añadiremos la cebolla pochada y las hierbas provenzales removiendo la mezcla hasta conseguir que ésta sea uniforme. Sacaremos de la sartén y dejaremos en un lugar fresco para que se atempere.

Si no tenéis hierbas provenzales, también se puede emplear orégano, perejil, albahaca y tomillo.

- Cuando la masa esté suficientemente fría, la sacaremos del frigorífico y la dividiremos en fracciones de unos 50 gramos, haciendo con ellas bolas que, nuevamente introduciremos en la nevera hasta pasados unos 30-50 minutos. Cada una de estas porciones servirá para hacer una empanadilla.

 - Pasado ese tiempo, llega el momento de montar las empanadillas, para lo que, ayudándonos de dos trozos alargados de papel de horno, pondremos una bola de la masa en el centro del papel, la cubriremos con la otra hoja y le pasaremos el rodillo, hasta que quede una fina lámina de un grosor máximo de 2 milímetros. Si al separar de las láminas de papel de horno la masa se encoge de nuevo disminuyendo drásticamente su tamaño, podemos volver a pasarle el rodilla, poniéndola nuevamente entre las hojas de papel de hornear.


- Ahora, ponemos una cucharada de nuestro relleno en el centro de la masa extendida y la cerramos por la mitad, asegurándonos de que el contenido se queda, al menos a medio centímetro de los bordes de la empanadilla, para evitar que al sellarla se nos salga el relleno.

- Sellaremos la empanadilla empleando un tenedor, que usaremos para presionar la masa en los bordes, o bien, emplearemos los dedos como cuando hacemos una empanada de hojaldre.


- Por último, y una vez tengamos todas las empanadillas en la bandeja de horno, las pintaremos con una brocha de cocina mojada en huevo batido, lo que les dará el color y brillo característicos.

- Introduciremos la bandeja en el horno precalentado a unos 200ºC, sin usar el ventilador y las dejaremos ahí entre 25 y 35 minutos, sacándolas cuando veamos que la masa se ha cocinado correctamente.






















Como en muchas ocasiones nos encontraremos con que nos ha sobrado masa, podemos elaborar otra receta, típica de mi zona, el CRESPILLO CARTAGENERO.

Esta receta es tan sencilla que ni merece una entrada individual en el blog.


Sólo tendremos que coger la masa que hemos empleado para las empanadillas y estirarla en grandes trozos, procediendo a continuación a pincharla con un tenedor, pintarla con huevo batido, y ponerle granos de sal y especias en ambas caras (yo he usado orégano). Introduciremos en el horno unos 15 minutos, dándole la vuelta transcurridos los primeros 7 u 8 minutos, para asegurarnos de que la cocción es perfecta por ambos lados, y ya está.

Los crespillos son un magnífico tentempié ideal para comer entre horas y saciar el hambre entre comidas, o sobre todo, si salimos por la noche y regresamos muy tarde y con alguna "copilla" de más.

Sin lugar a dudas, esta es la receta definitiva de las empanadillas, y mis compañeros de trabajo, que las han probado hoy, lo han certificado.




Bon Appétit.